Mas nuestra ciudadanía está en los cielos
Texto: “Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal. Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” Filipenses 3:18-20
Al terminar este ciclo de 4 devocionales, donde analizamos 3 características de un “Enemigo de la cruz de Cristo” las cuales son que su dios son sus propios deseos, que se glorifican de lo que les debería dar vergüenza y por ende, se avergüenzan del evangelio y finalmente que solo piensan en lo terrenal. Pero no todo es golpiza espiritual, mi idea no es quedar con el sabor de que somos basura y que mejor nos alejamos de una del evangelio, sino que ahora vengo a darles la solución a la enfermedad de ser “enemigos de la cruz de Cristo”.
Para saber cuál es la solución, tenemos que tener claro cuál es la enfermedad ¿Qué es ser enemigo de la cruz de Cristo? Son los enemigos de lo que Jesús hizo en la cruz, es decir, los que en su caminar diario, están entregando un mensaje muy diferente al cual Jesús nos dio, y para los cuales, su fin es la perdición.
Pablo nos da una luz clara de antídoto, este es que recordemos que “nuestra ciudadanía está en los cielos”, pero ¿qué significa esto? Para poder entender lo que es ser ciudadano de los cielos, tenemos que entender que significa para Pablo ser ciudadano.
Pablo era ciudadano Romano y tenía beneficios por esto, en Hechos 22:22-29 podemos ver los privilegios de ser ciudadano romano, el simplemente mostros su credencial, su carnet de identidad romano y todo cambio, obviamente no lo andaba escondiendo, no tenía su carnet en una caja muy escondida en su pieza, sino que en su billetera, para sacarlo en cualquier momento, y más aún en Filipo, que era un ciudad romana, donde la mayoría de sus habitantes eran ex militares, donde el nacionalismo corría a flor de piel.
Pablo a estos ex militares romanos, jubilados y con altor honores les quería decir – así como ustedes se sienten orgullosos y muestran sus carnet de romanos y se apropian de cada uno de los beneficios de ser ciudadanos romanos, tomen su ciudadanía celestial y ejercítenla, siéntanse parte de esta nacionalidad de los cielos y provechen los privilegios, muéstrenla por todas partes, vívanla.
así como Jesús vino a ser extranjero en esta tierra, y vivió su ciudadanía celestial, acercando el reino de Dios a la tierra, ese reino de justicia, paz, amor, misericordia y gracia, vivamos nuestra ciudadanía celestial, no escondiéndola sino mostrándola en nuestro caminar diario, en nuestro vivir en comunidad y más aún, tomémonos de los privilegios de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza y mostrémonos como cartas abierta a quienes quieran conocer el sacrificio de la cruz de Cristo.
