El verdadero pastor

”Un turista en Siria encontró a tres pastores con sus ovejas revueltas, tomando agua. Después de un tiempo uno de los pastores llamó “¡men-ah” .árabe para “síganme” y subió una loma. Al escuchar su voz sus ovejas dejaron a los demás y le siguieron. El segundo pastor hizo lo mismo y también sus ovejas le siguieron. El turista preguntó al tercer pastor. “Si yo me pongo su ropa y tomo su vara y las llamo, ¿me seguirán? “Haga la prueba” dijo al pastor. Lo hizo, pero sin resultado, porque no reconocieron su voz. “¿quiere decir que no seguirán a nadie más que a usted?” preguntó el hombre. “No” le dijo el pastor, “cuando están enfermas, seguirán a cualquiera que las llame””

Esta historia puede compararse con nuestra vida personal. Una vez reconociendo que Jehová es nuestro pastor, le seguimos firmemente asegurándonos de seguir su voz y sus pasos (eso es lo ideal y esperable) Sin embargo, es posible que la necesidad, acompañada de nuestras debilidades, se muestra como una carga pesada de llevar, afectando nuestra vida y desorientándonos completamente. Cuando se trata de necesidad, en el ser humano se puede desglosar en una amplia lista, como la necesidad de ser aceptado, comprendido, amado, guiado, protegido, necesidad económica, necesidad de ser libre de orgullo, odios, vanagloria, etc, etc. La pregunta es: ¿a quien escuchas para librarte de lo que te aqueja?

Siendo Dios el mejor terapeuta, es necesario que nuestros oídos reconozcan primeramente su voz y asimismo reconocer todas las voces falsas que se levantan en tu ayuda. Luego, Dios sabrá si en su multiforme y maravillosa gracia, usa a moros, cristianos, psicólogos, psiquiatras, pastores, padres, amigos, etc para socorrerte. El milagro real se verá reflejando cuando decidamos buscar a Cristo en todo tiempo, conozcamos su voz, sus anhelos, su camino, sus planes y sepamos que ciertamente él quiere librarnos y guiarnos por el resto de nuestra vida.